27 de septiembre de 2017

JUAN EDUARDO ZÚÑIGA, LA PRISIONERA



JUAN EDUARDO ZÚÑIGA
Es un escritor y crítico literario español que nació en Madrid el 24 de enero de 1929. 
Estudió Bellas Artes y Filosofía y Letras, centrándose en el ruso y el búlgaro, idiomas de los que es traductor (además del portugués: obtuvo el Premio Nacional de Traducción en 1987  por su adaptación al español de las obras del escritor portugués Antero de Quental).
Ha escrito también numerosos ensayos sobre la literatura eslava. 
Impresionado por la Guerra Civil que vivió, es conocido sobre todo por tratar este tema en su trilogía compuesta por los libros de relatos Largo noviembre en Madrid (1980), La tierra será un paraíso (1989) y Capital de la gloria (2003). 
Capital de la gloria, cuyo título hace referencia a un poema de Rafael Alberti, obtuvo el Premio de la Crítica (que había conseguido también con La tierra será un paraíso, que asimismo fue galardonada con el Premio Nacional de Narrativa) y el Premio Salambó. 
Autor de algunas novelas, entre ellas destaca Flores de plomo (1999), sobre el suicidio de Mariano José de Larra y las repercusiones que esto tuvo sobre el Madrid de su época. 



Estoy en el jardín de un antiguo palacio que no sé de quién fue ni cuál es hoy su dueño. La tarde es húmeda y otoñal el ocaso; en el blanco suelo las hojas mueren adheridas al barro. No hace viento, no oigo ningún ruido entre los árboles que forman paseos en los que mudas estatuas, sobre pedestales de hiedra, alzan su desnudez.

Quisiera recorrer este extraño jardín, pero estoy quieto. Nadie lo visita, nadie hace crujir el puentecillo de madera sobre el constante arroyo. Nadie se apoya en las balaustradas del parterre ante la fila de bustos que la intemperie enmascaró con manchas verdinegras.

Estoy ante la gran fachada cubierta de ventanas que termina en altas chimeneas sobre el oscuro alero del tejado. Todo en ella muestra haber sufrido los ataques del tiempo pero estos rigores no dañaron a la única ventana que yo miro. Cada día, tras los cristales, aparece ella, su delicada silueta, y aparta la cortina de tul y largamente pasea su mirada por los senderos que se alejan hacia el río. Vestida de color violeta, siempre seria, eternamente bella, conserva su rostro juvenil, su gesto de candor, atenta a la llegada de alguien que ella espera. Inmóvil, tras el cristal, no habla, no muestra si acepta mi presencia, acaso no me ve. Resignada se dobla mi cabeza sobre el hombro mordido por las lluvias; desearía que sus dedos la rozasen antes de que su mano se haga transparencia. Desfallece mi cabeza enamorada; tras mis ojos vacíos atesoré palabras y palabras de amor dedicadas a ella. Acaso un día logren mover mis labios de durísima piedra.

Juan Eduardo Zúñiga
Misterios de las noches y los días


9 de septiembre de 2017

MANUEL BARTUAL, TODO ESTÁ BIEN




MANUEL BARTUAL
Manuel Bartual Paredes, nacido en Valencia en 1979, es editor, dibujante de historietas, guionista, realizador de vídeos y diseñador gráfico.




A pesar de su carrera anterior como dibujante y editor, saltó a la fama en agosto de 2017 al publicar en tiempo real en Twitter un hilo con un relato corto que pronto se hizo viral en el que contaba unos extraños sucesos ocurridos durante sus vacaciones. 

TODO ESTÁ BIEN



La inquietante historia comienza el 21 de agosto de 2017 con la llegada de Manuel a un típico hotel de verano en la costa española.

Y el éxito del relato hace que pase de 16.000 seguidores a medio millón en unos días.

Además de ser tendencia en España, la etiqueta #Manuel fue una de las tendencias mundiales más seguidas y comentadas y su historia se tradujo a varios idiomas como el inglés, francés, alemán, portugués o japonés.

Como es inevitable, le han salido numerosos imitadores.






LOS NUEVOS SUBGÉNEROS LITERARIOS: 


La historia, muy apreciada por muchos de sus seguidores, utiliza la técnica del falso documental y finalizó, para disgusto de algunos, el 27 de agosto de 2017.

A lo largo de siete días, este hilo de más de un centenar de tuits, ha logrado miles de comentarios, respuestas, retuits y favoritos llegando a tener más de millón y medio de respuestas.

Resulta significativo el grupo de seguidores que se creyeron la historia al ser publicada por una cuenta real con autor autentificado y se sintieron decepcionados con que la historia no fuese real.

No falta los que  han encontrado similitudes con el fenómeno de  la retransmisión radiofónica de la adaptación de La guerra de los mundos de H.G. Wells realizada en 1938 por el Mercury Theatre de Orson Welles.
En torno a este relato se debatió  el tema de la literatura, la lectura, la realidad y la fantasía.
El hilo toma recursos de suspense del cine, las series televisivas y los folletines decimonónicos.
Ante el debate que el final de la serie produjo y las quejas y especulaciones de algunos de los seguidores, se creó el tópico #GraciasManuel.



FICCIÓN INTERACTIVA EN TIEMPO REAL
El hilo de Manuel se ha convertido en una ficción interactiva en tiempo real que comunica la literatura directamente con las nuevas tecnologías.
Las aventuras de Manuel suscitaron numerosas teorías y reacciones y muchos de sus seguidores activaron las notificaciones para poder seguirlas en tiempo real.
Mientras algunos de los lectores interpretaron la obra como una fantasía de verano y primaron en ella la trama de diversión, humor y entretenimiento, otros comentarios consideraron la historia como algo real con un suspense de paranoia y terror y se mostraron muy preocupados por la suerte de Manuel.


Bartual utiliza un lenguaje cotidiano, unas sencillas herramientas digitales y una trama con un ligero toque misterioso y surrealista.
En la obra aparecen tratados los temas del doble, la oposición entre la realidad y la ficción, el desdoblamiento de personalidad, el miedo, la locura...


Bartual no es el primero en utilizar Twitter para contar pequeñas historias pero el éxito de su narración con fotografías, vídeos, enigmas y participación de los lectores en la resolución de las trama, nos habla de la creación de nuevo subgénero literario.
La trama, leída de manera convencional de un tirón, se aleja mucho de los resultados de leerla en tiempo real con el suspense creado por las esperas inevitables entre un tuit y otro.