Edgar Allan Poe retratado por Samuel Stillman Osgood
LA AMADA MUERTA
La amada muerta que regresa de la tumba para visitar a su primer amor es un recurso frecuentemente usado en la literatura.
Poe consideraba que la muerte de una bella mujer es el tema más poético en el mundo.
La obra de Edgar Allan Poe han sido interpretada muchas veces en relación con su biografía y se cree que muchas de sus producciones literarias están influenciadas por la larga enfermedad de su joven esposa Virginia Clemm y su temprana muerte por causa de la tuberculosis.
Entre esas obras dedicadas a la muerte de hermosas mujeres destaca los poemas Annabel Lee, Ulalume, Eulaliey Lenore, en el que Lenore es descrita como "la más hermosa muerta que falleció tan joven".
Virginia aparece también en la prosa de Poe. Por ejemplo, en los relatos titulados Ligeia, Berenice, Morella y Eleonora.
En el cuento titulado Berenice el narrador y protagonista va a casarse con su prima Berenice, lo que recuerda mucho a la situación personal del poeta con Virginia Clemm.
Virginia Clemm Poe retratada por Thomas Sully
BERENICE
Si tienes interés en leer Berenice, el cuento de Edgar Allan Poe, en este enlace puedes hacerlo:
Edgar Allan Poe es un poeta, narrador y crítico literario estadounidense perteneciente al Romanticismo.
Su famoso poema El cuervo se publicó originalmente en 1845, y que ha pervivido en el tiempo como uno de sus mejores textos.
El poema recrea un ambiente que condensa a la perfección los temas recurrentes en la literatura de Poe: la amada muerta, la noche, la locura, lo siniestro y los ambientes opresivos. Un cuervo entra en la habitación de un joven que estudia melancólico y solitario en una fría noche de diciembre y posándose sobre un busto de la diosa Palas repite ¡Nunca jamás! a las preguntas que le formula el joven, que espera que el ave aclare sus inquietudes.
Inspirado para su creación, entre otros, por Charles Dickens, este poema ha influido a su vez en cientos de artistas, dando lugar a multitud de obras. Como ejemplos, The Raven de Lou Reed, el cómic de James O’Barr, The Crow, o las numerosas adaptaciones cinematográficas de la obra. Entre las que podemos citar los trabajos de interpretación de actores como Vincent Price, los recitados de Christopher Lee o Christopher Walken o el corto Vincent hecho por Tim Burton en homenaje a la obra de Poe. También el Realismo mágico de Cortázar y las obras de Borges beben directamente de Poe, así como lo hace Lovecraft en la creación de su singular universo.
EL CUERVO
Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, se oyó de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es —dije musitando— un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas me llenaba de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.”
Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más.
Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente —me dije—, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más!
De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.”
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como vertiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda —pensé—, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de ‘Nunca, nunca más’.”
Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: “Nunca más.”
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!
THE RAVEN
Gustave Doré realizó una serie de maravillosos grabados para el poema de Poe. Si quieres consultar el texto original de The Raven en inglés con todas las ilustraciones en grabados originales de Gustave Doré o escucharlo recitado por Christophen Walken, puedes hacerlo en el siguiente enlace:
Escritor, periodista y crítico literario americano.
Edgar Allan Poe es conocido por su narrativa de horror romántica y su maestría del relato de influencia gótica, siendo considerado uno de los grandes maestros de la literatura universal y padre del género detectivesco.
Poe creó al primer detective moderno de la literatura, Auguste Dupin, personaje que influyó inequívocamente a autores como Arthur Conan Doyle o Agatha Christie.
EL MISTERIO DE MARIE ROGÊT
El misterio de Marie Rogêt, fue publicado en tres números de la revista mensual femenina, The Ladies' Companion, entre noviembre de 1842 y febrero de 1843.
Está basado en un hecho real, el asesinato de la joven Mary Cecilia Rogers aparecida muerta en el río Hudson, cerca de Nueva York.
En la historia de Mary Rogers, Poe halló un crimen para su personaje, el inspector Dupin y trasladó el suceso a Francia.
En el relato de Poe, Mary recibió el nombre de Marie Rogêt, Nueva York se convirtió en París y el río Sena tomó el lugar del río Hudson.
Con su impecable lógica, el detective Auguste Dupin demuestra que sólo hay un asesino, el "hombre de complexión morena", un oficial de la marina con el que se vio a Marie por última vez y con el que desapareció, tres años antes, durante varias semanas.
Aquí terminaba Poe su cuento con lo que sería su peculiar estilo lleno de misterio y sordidez, sin dar el nombre del culpable, como acostumbraba hacerlo en sus cuentos anteriores.
Una nota editorial explicaba:
"Por razones que no daremos, pero que para nuestros lectores son obvias, nos tomamos la libertad de omitir del manuscrito original pasajes como el seguimiento de la aparentemente débil pista obtenida por Dupin. Pensamos que es prudente declarar que, en pocas palabras, se logró el resultado deseado..."
AQUÍ PUEDES LEER EL MISTERIO DE MARIE ROGÊT
Si tienes curiosidad por leer este relato de Edgar Allan Poe de uno de los casos del famoso detective Auguste Dupin, haz click en el siguiente enlace:
Edgar Allan Poe es un poeta, cuentista y crítico estadounidense.
La genialidad y la originalidad de Poe encuentran quizás su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela.
LA CARTA ROBADA
Es la última de las tres historias protagonizadas por el detective Auguste Dupin.
La trama consiste en que se ha perdido una carta que puede perjudicar a su dueño, a quien iba dirigida, si cae en malas manos.
El prefecto de la policía parisiense, al ver que no puede resolver el misterio, decide pedir ayuda a Dupin, pues sabe quién la ha robado pero no dónde la ha escondido el audaz ladrón.
LOS EDGARS
Los escritores del género de misterio de Norteamérica han llamado a sus premios los "Edgars".
Creados en 1945, los premios Edgar honran a los mejores en el género de misterio de ficción, no ficción, televisión, películas y teatro, de obras publicadas o estrenadas el año anterior.
Un pequeño busto de Edgar Allan Poe sirve como estatuilla del premio.
It was many and many a year ago, In a kingdom by the sea, That a maiden there lived whom you may know By the name of Annabel Lee; — And this maiden she lived with no other thought Than to love and be loved by me.
I was a child and she was a child, In this kingdom by the sea; But we loved with a love that was more than love — I and my Annabel Lee — With a love that the wingéd seraphs in Heaven Coveted her and me.
And this was the reason that, long ago, In this kingdom by the sea, A wind blew out of a cloud, chilling My beautiful Annabel Lee; So that her high-born kinsmen came And bore her away from me, To shut her up in a sepulchre, In this kingdom by the sea.
The angels, not half so happy in Heaven, Went envying her and me — Yes! — that was the reason (as all men know, In this kingdom by the sea) That the wind came out of the cloud by night, Chilling and killing my Annabel Lee.
But our love it was stronger by far than the love Of those who were older than we — Of many far wiser than we — And neither the angels in Heaven above, Nor the demons down under the sea, Can ever dissever my soul from the soul Of the beautiful Annabel Lee: —
For the moon never beams, without bringing me dreams Of the beautiful Annabel Lee; And the stars never rise, but I feel the bright eyes Of the beautiful Annabel Lee: — And so, all the night-tide, I lie down by the side Of my darling — my darling — my life and my bride, In her sepulchre there by the sea — In her tomb by the sounding sea.
The moment I became Edgar I suddenly realized I was in Hell,
acuarela pintada por Marilyn Manson
POE Y ANNABEL LEE
Annabel Lee es el último poema completo compuesto por el escritor y poeta romántico estadounidense Edgar Allan Poe.
Trata el tema de la muerte de una joven y hermosa mujer tan frecuente en su obra.
El narrador que ama a Annabel Lee desde la niñez, sigue enamorado de ella tras el prematuro fallecimiento de la joven.
Su amor hacia ella es tan fuerte que en su desesperación por su pérdida acusa hasta a los ángeles de celos.
A pesar de los debates existentes se cree que el poema está inspirado en su esposa Virginia Eliza Clemm, fallecida dos años antes.
El poema, fue compuesto en 1849 y no se publicó hasta después de la muerte del autor, ese mismo año.
Es difícil fijar el texto definitivo ya que, por ejemplo,la «Edgar Allan Poe Society» de Baltimore, Maryland ha identificado hasta once versiones diferentes del poema que fueron publicadas entre 1849 y 1850.
RADIO FUTURA Y POE
Esta es la versión con música del poema de Poe que hizo Radio Futura, grupo de rock de la Movida madrileña de los años 80.
Puedes leerla aquí y escucharla más abajo.
ANNABEL LEE
Hace muchos, muchos años en un reino junto al mar habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee y crecía aquella flor sin pensar en nada más que en amar y ser amada, ser amada por mi.
Éramos sólo dos niños mas tan grande nuestro amor que los ángeles del cielo nos cogieron envidia pues no eran tan felices, ni siquiera la mitad, como todo el mundo sabe, en aquel reino junto al mar.
Por eso un viento partió de una oscura nube aquella noche para helar el corazón de la hermosa Annabel Lee luego vino a llevársela su noble parentela para enterrarla en un sepulcro en aquel reino junto al mar.
No luce la luna sin traérmela en sueños ni brilla una estrella sin que vea sus ojos y así paso la noche acostado con ella, mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.
Nuestro amor era más fuerte que el amor de los mayores que saben más como dicen de las cosas de la vida ni los ángeles del cielo ni los demonios del mar separaran jamás mi alma del alma de Annabel Lee.
No luce la luna sin traérmela en sueños ni brilla una estrella sin que vea sus ojos y así paso la noche acostado con ella, mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.
En aquel sepulcro junto al mar en su tumba junto al mar ruidoso. Hace muchos, muchos años en un reino junto al mar habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee y crecía aquella flor sin pensar en nada más que en amar y ser amada, ser amada por mi.
Edgar Allan Poe
LEOPOLDO MARÍA PANERO Y POE
Este es el acercamiento a la Annabel Lee de Poe que hace el poeta Leopoldo María Panero:
Hay un nombre cuyo ruido hace temblar al aire como si fuera de algo el de mi hermosa ANNABEL LEE: el de una niña que me amó como si yo algo fuera y que al morir supo tan sólo a Dios decir un nombre, un ruido:
ANNABEL LEE.
Yo era una niña y ella casi un niño nadando los dos bajo el mar; pero nos amábamos ambos de algo como hierro y llorábamos juntos los dos, bajo el cielo. Y fue ese el motivo quizá por el que un día una lágrima cayó del cielo disolviendo como un ácido el cuerpo que temblaba de mi hermosa, de mi pálida ANNABEL LEE, y entonces vinieron sus padres, gente de dinero a hacerse cargo del alma, y dicen que la enterraron bajo el mar.
Pero hoy los huesos de una niña bailan allí junto a una roca, cerca de aquel reino moribundo que hay debajo del mar, y cantan aún esa canción demente, la de los seres que se enterraron juntos pronunciando a solas el nombre de